Chinchaycocha, una joya para descubrir siempre

Mi primer viaje pajarero fuera de Lima fue Chinchaycocha o como se le suele llamar, el Lago de Junín. Si bien este lago, situado a un poco más de 4,000 msnm, es conocido por ser el hogar del Zambullidor de Junín (una especie de ave que solo vive en un area de 140 km2 -imaginen un cuadrado de 12km- y del cual quedan unos 200 ejemplares), este lago y sus inmediaciones es uno de los lugares con más diversidad de fauna que he visitado. Probablemente no soy exacto cuando hablo de diversidad, estoy seguro de que los grandes parques nacionales que recorren desde las alturas hasta la selva baja tienen más diversidad pero aquí en Chinchaycocha, la vida que hay es más visible. La vegetación es más pequeña y por ende los animales tienen menos lugares donde esconderse. Si está allí lo más probable es que con paciencia se consiga ver y fotografiar.

Mi primer encuentro con un Zambullidor de Junín, hace ya un par de años

Este 2024 Chinchaycocha era nuestra segunda parada luego de visitar las inmediaciones de Huánuco y luego de lo que pude ver en mi anterior visita, tenía muchas ganas de regresar. Esta vez paramos para dormir en la ciudad de Junín, a 4100 msnm y a solo unos 20km de Ondores, que es el pueblo que está al pie del lago. Junín es una ciudad que sentí un poco triste, con muy pocos restaurantes pero que da la ventaja de poder empezar el día de pajareo muy temprano.

El plan era encontrarnos con César, el excelente guía local que suele decir que tiene a las aves amarradas de la patita, en Ondores y luego ir parando de camino al punto de avistamiento de la ya famosa Gallineta de Junín. Es bastante común ver a la Perdiz Cordillerana caminando muy camuflada entre el Ichu que cubre las planicies que rodean al lago, para mi un lifer en foto aunque antes la había visto de lejos solamente.

Ni bien llegados al punto en la carretera donde se baja a los totorales a buscar a la Gallineta de Junín, nos recibió una Gaviota Andina que me regaló un momento sublime. Comenzó a dar vueltas, volando contra el viento, alrededor de nuestra camioneta. Al volar contra el viento, volaba lentamente, casi suspendida, así que aproveché para hacerle una toma abierta que mostrase al ave en su hábitat. Algo tienen los paisajes de Chinchaycocha que me embelesan. La enormidad de los paisajes abiertos, los colores de las aguas, las montañas a lo lejos, el amarillo intenso del Ichu, las miles de aves, el silencio ensordecedor que hay por momentos. Me resulta difícil de expresar ese sentimiento de estar solo conmigo mismo, empequeñecido por el imponente paisaje y acariciado por el viento frío y cortante que curiosamente me hacen sentir muy enfocado en el presente.

Un momento especial con una muy cooperativa Gaviota Andina

La Gallineta de Junín es normalmente descrita como un ave muy difícil de fotografiar, que se mueve como un ninja entre la alta vegetación de los humedales. Aquí basta con sentarse y esperar a que salga y al menos las dos veces que he ido, ha salido dando oportunidad para tomas limpias, aunque algo oscuras, en el mismo exacto lugar. Esta vez luego de asegurarme las fotos de rigor intente echarme para tomar algunas fotos a ras de suelo pero lo que para mi era sigiloso, para la gallineta fue un estruendo y se metió en los totorales. Pude sentir la bilis de los otros pajareros que estaban conmigo. Me disculpé y esperamos un rato más y pudimos no solo fotografiar de nuevo a la gallineta sino a un inesperado ratón silvestre que parece que había aprendido que cuando llaman a la gallineta, hay comida para el también.

El Ninja de los totorales, la Gallineta de Junín, Amarradita de la Patita

Un bonito ratón de campo, socio de la Gallineta de Junín

Luego de fotografiar a la gallineta, volvimos a la camioneta para ir al punto de donde se sale en bote para buscar a los zambullidores de Junín. Antes el punto de salida era al pie del punto de la gallineta pero por la sequía había que ir a otro sitio con aguas algo más profundas para que el bote pudiese navegar.

 El viaje en el bote es una excelente experiencia no solo por los zambullidores sino porque se atraviesan los totorales por un largo tramo en el que pudimos ver muchas especies, todo el elenco de patos de las alturas que se puede imaginar, miles de flamencos, gallaretas, pollas de agua, siete colores, totoreros, garzas y para mi sorpresa incluso Avocetas Andinas. Vimos tres especímenes que no se asustaron con el sonido del motor del bote y de los que logramos algunas fotos.

Dos Avocetas Andinas, fotografiadas desde el bote, de camino a ver los zambullidores

Sorprendentemente, no muy lejos de las Avocetas pudimos ver a un flacuchento Zorro Andino que sentado contemplaba a los patos de la zona, como maquinando cual sería su estrategia para el desayuno. Este Zorro no parecía inmutarse con nuestra presencia por lo que es probable haya estado acostumbrado a ver a los turistas pasar de vez en cuando.

Un Zorro Andino observando a las aves que espera formen parte de su desayuno

Ya saliendo de la zona de totorales, en la zona más profunda del lago, note que el lago hervía en insectos, unas especies de mosquitas. Estas atraían a grandes cantidades de Falaropos de Wilson, que estaban por todo el lugar, incluso a veces volando en la forma que algunos playeritos hacen, como formando siluetas en el cielo. Estas aves son migrantes boreales que suelen venir desde sus campos de reproducción en el norte de Estados Unidos y Canadá.

Algunos de los miles de Falaropos de Wilson que vimos en Chinchaycocha

Cuando dejan de aparecer los Falaropos es cuando llega el momento de los zambullidores. Al principio suele ser un tema de distinguir al Zambullidor Plateado del Zambullidor de Junín. Los primeros son más chicos, con el pico y cuello más cortos pero comparten la coloración y el ojo rojo intenso. Los primeros minutos son los de equivocarse pues a lo lejos se ven muy parecidos. Llega luego un momento donde comienzan a aparecer los individuos de largo cuello y pico y entonces la emoción embarga a los pasajeros del bote. Íbamos cuatro fotógrafos en el botecito y luego de ver a un par de individuos nos llenamos de júbilo al ver a una pareja de Zambullidores de Junín que colaboraban bastante, al parecer al estar más concentrados en su pareja, estos no seguían el típico patrón de zambullirse y aparecer por el lugar más insospechado sino que como patos, nadaban no muy lejos del bote sin asustarse. Para mi fue emocionante ver al 1% de la población de esta ave surcando las aguas con el telón de fondo de este hermoso lugar. 

Una pareja de Zambullidores de Junín con el paisaje de telón de fondo

Zambullidor alimentándose de insectos, ante la disminución de la población de peces del lago

Luego de tomar muchas fotos de esta pareja emprendimos el camino de regreso, en el que nuevamente pasamos por los totorales para cansarnos de tomar fotos de aves en vuelo. Probablemente este lugar sea uno de los mejores para eso, se hace muy predecible saber cuando alzaran vuelo los flamencos y patos en este lugar, lo que ayuda a practicar la técnica

Una Garza Cuca alzando vuelo

Ya te regreso en tierra firme, nos dedicamos a buscar los targets que quedaban del día. Comenzamos buscando al endémico Black Breasted Hillstar, al cual encontramos con no mucho esfuerzo pero que se mostró elusivo, perchándose siempre lejos de nuestra posición y en malas condiciones de luz. La lluvia amenazaba en desencadenarse en cualquier momento pero seguimos intentando. Muchas veces en esos intentos se consiguen otras cosas y me pasó que me crucé con dos Tortolitas de Ala Negra, un lifer para mi con una foto bastante aceptable. A solo metros pude fotografiar un poco a la volada a un Streak-Backed Canastero que también rondaba por allí.

Tortolita de Ala Negra, un Lifer inesperado

Luego seguimos rumbo al  punto del Junín Canastero, otro lifer. Luego de toparnos con un bonito Churrete de Ala Blanca, conseguimos con algún esfuerzo ubicar al endémico Canastero. Este se mostró muy colaborativo y nos regaló varias tomas perchado en un palo parte de una cerca.

Un muy cooperativo Canastero de Junín, Lifer

De regreso a Ondores tuvimos la oportunidad de ver a un Lesser Horned Owl que usaba lo que parecía un almacén como su dormidero y a tres Lechuzas de Campanario, que dormían en lo que parecía un granero. Estas lechuzas fueron recientemente separadas en tres especies distintas siendo la americana Tyto furcata (antes alba).

Penetrante mirada de un Lesser-Horned Owl

Cerramos el día en Chinchaycocha con un momento especial. Dos pollos de Lesser Horned Owl nos esperaban en un risco al frente del Lago. Ya era tarde, la lluvia seguía amenazando y las nubes alternaban con momentos soleados. Alexis y yo subimos por las pendientes para tratar de fotografiar al adulto que los acompañaba, que estaba perchado en una saliente en lo alto a la derecha de los pollos. A mitad de la subida, el adulto voló y desapareció al vernos. Sin embargo, decidimos seguir subiendo para esperarlo. Estuvimos sentado en sitios distintos esperando a esta hermosa ave que nunca volvió pero nos regaló unos veinte minutos de paisajes hermosos, del viento helado que trae paz al alma y de una tranquila felicidad.

Dos pollos de Lesser-Horned Owl observándonos

Esperando al adulto Lesser-Horned Owl. Abajo se ve la camioneta, a Chris y a César. Foto del teléfono…

Si nunca visitaste Chinchaycocha, deberías ir al menos una vez en la vida. Son seis horas y unos 260km en auto desde Lima por la carretera central. Se puede dormir en La Oroya o San Mateo antes aunque lo mejor es ir directo a Junín y pasar la noche para ver el amanecer en este espectacular lugar.

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